Después del operativo policial del martes, según las autoridades dirigido contra el Comando Vermelho en dos favelas de Rio de Janeiro, habitantes de los barrios afectados y familiares de las víctimas piden cuentas a las autoridades locales, que defienden su accionar. La magnitud del balance de la operación desata fuertes críticas por parte de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, mientras que la posición del Gobierno de Luiz Inácio Lula frente a lo sucedido parece ambigua.Dos días después del megaoperativo policial, un sentimiento de dolor llena las calles de Rio de Janeiro.Todo empezó cuando el martes 28 de octubre, un operativo policial contra el grupo criminal Comando Vermelho en las favelas de Penha y Alemão, dejó a más de 100 personas muertas.La Policía de Río de Janeiro confirmó 121 muertes, entre ellas las de cuatro agentes de policía, mientras que la oficina de la Defensoría Pública de Río de Janeiro indicó al menos 132 muertos.“Esto fue una masacre”Aunque las cifras fluctuan, se trata de un balance sin precedente que reaviva los cuestionamientos sobre el accionar de la Policía cuando opera en las favelas.Decenas de personas denuncian el uso excesivo de la fuerza y exigen la renuncia del gobernador del estado de Río de Janeiro, Cláudio Castro. El miércoles, residentes de las favelas protestaron frente a la sede del Gobierno estatal, gritando “¡asesinos!” y ondeando banderas brasileñas manchadas con pintura roja.“Esto fue una masacre”, lamentó Barbara Barbosa, trabajadora doméstica del complejo de favelas de Penha, quien contó a la agencia AP que su hijo fue asesinado en una operación anterior.Pueden llevarlos a la cárcel, ¿por qué matarlos así? Muchos de ellos estaban vivos y pidiendo ayuda. Sí, son traficantes, pero son humanos”, también expresó la residente Elisangela Silva Santos, de 50 años, presente en la manifestación.El activista comunitario Raull Santiago incluso afirmó haber encontrado pruebas de «brutalidad» policial mientras recogía cuerpos con otros miembros de su equipo.“Vimos personas ejecutadas: baleadas por la espalda, con disparos en la cabeza, heridas de arma blanca, personas atadas. Este nivel de brutalidad, el odio esparcido (…) No hay otra forma de describirlo, salvo que fue una masacre”, aseguró el activista.