Las autoridades malienses han prorrogado de nuevo el toque de queda en la región occidental de Kayes, punto de tránsito crucial para los suministros de combustible a la capital, Bamako, y a la vez zona caliente de conflicto por el avance de los yihadistas del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), la filial de Al Qaeda en el Sahel.
La decisión implica una restricción a la libertad de circulación de personas y de todos los medios de transporte, con excepción de los vehículos y equipos de las Fuerzas de Defensa y Seguridad y las ambulancias con orden de misión.
Las autoridades han ordenado que las gasolineras permanezcan abiertas las 24 horas para facilitar los repostajes pero los precios todavía siguen disparados.