El desplante de Donald Trump a la cumbre climática de la ONU convirtió el encuentro de líderes previo a la COP30 en un escenario donde el republicano ausente fue protagonista. Los enviados especiales de India y China asumieron compromisos para dejar en evidencia la inacción estadounidense y los países más afectados por la crisis climática demandaron medidas concretas para garantizar su subsistencia.
Un desprecio vergonzoso por el resto del mundo». Maina Vakafua Talia, ministro de Medio Ambiente de la nación insular de Tuvalu, resumió así en su intervención durante la jornada final del encuentro de líderes de la COP30 en Belém (Brasil) lo que muchos de los participantes piensan sobre la decisión de Donald Trump de no enviar ningún tipo de representación de alto nivel a la cumbre climática de la ONU.La postura de Estados Unidos, uno de los mayores emisores históricos de CO2, está en duda para la COP30 cuando las sesiones se inicien oficialmente el 10 de noviembre, porque, como explicó el propio Trump, su Gobierno “no pondrá en peligro la seguridad económica” en busca de “objetivos climáticos vagos”.Luego de anunciar que no asistiría, Trump planteó enviar funcionarios de menor nivel a la conferencia y ahora se teme que no haya presencia estadounidense en absoluto, pero eso no significa que no sea actor en el encuentro.Incluso sin ser mencionado, su figura gravitó en las intervenciones de los asistentes, como China, cuyo representante Ding Xuexiang aseguró que el suyo es “un país que sí honra sus compromisos», entre ellos la promesa de acelerar “la transición verde en todas las áreas de desarrollo económico y social».China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero en la actualidad, está aprovechando la ausencia estadounidense para favorecer su propia agenda financiera en torno a la transición verde, pues domina el mercado de tecnologías claves para la transformación energética, desde paneles solares hasta baterías.